Por la línea corre el tren
140 años de la Empresa de los Ferrocarriles del Estado
140 años de la Empresa de los Ferrocarriles del Estado
Atacama / Hamburgo
Creada por María Jesús Guarda, Karina Letelier y Paulo Letelier
FOTÓGRAFAS DE CHILE Y MÉXICO
CORTOMETRAJE + LARGOMETRAJE
A casi 50 años del golpe cívico-militar, el artista Máximo Corvalán-Pincheira realiza Hacer agua, una instalación site-specific que reflexiona sobre la memoria traumática, la justicia irresuelta y el flujo del tiempo. Se trata de una intervención de planchas de acero montadas delante de una puerta tapiada de forma permanente y que supuestamente da acceso directo al Palacio de Gobierno. A través de una juntura, las planchas —similares a las que algunos negocios instalaron en sus frontis durante la pasada revuelta social— dejan filtrar un chorro de agua que cae a una pileta.
Durante su carrera, Corvalán-Pincheira ha explorado la relación entre violencia de Estado, la memoria, la fractura del sistema político y la crisis climática. A partir de su propia biografía como hijo de (un) desaparecido que estuvo aquel 11 de septiembre de 1973 en La Moneda junto al presidente Salvador Allende, Hacer agua ofrece una lectura visual que vincula la idea de pórtico en función de un trauma que determina dos momentos en la historia: la pretendida clausura permanente (del pasado) y la necesidad de bloqueo temporal tras la irrupción violenta de lo irresuelto (del presente). El agua que fluye tras la grieta extiende la mirada del espectador hacia el cauce irrefrenable de la deuda del país con las víctimas y su memoria. Así, el dicho «hacer agua» —que relacionamos con la inestabilidad próxima a una inundación— se refuerza, en este caso, con la corrosión que experimenta el acero justamente en el espacio de la fisura. Dicha oxidación, en la fractura del bloqueo situado intencionalmente delante de la puerta tapiada desde y hacia el Palacio de Gobierno, expone la imposibilidad de que la fuerza de esa memoria en movimiento sea detenida, pese a los refuerzos temporales realizados a lo largo del tiempo. En este sentido, resulta significativo que el agua, elemento esencial al que fueron lanzados muchos cuerpos de personas detenidas para hacerlas desaparecer —incluido el del propio padre del artista— sea el lugar de renacimiento donde reposa y vuelve a emerger por medio de una bomba hidráulica el agua hacia la grieta.
Hacer agua es una invitación a mirar desde una perspectiva crítica las fórmulas con las cuales hemos construido, en relación con uno de los momentos más oscuros y dolorosos, nuestro pasado y presente a través de un sistema de fuerzas, elementos y reacciones químicas, que se configuran desde lo simbólico del poder en la arquitectura de dos espacios y dos momentos significativos para el país.
Sebastián Vidal Valenzuela, curador
Proyecto financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, convocatoria 2021.