Un camino sin barreras
Tras estudiar un año periodismo, en 1994 Sebastián Lelio siguió su impulso e ingresó a la carrera de Cine en la Universidad Arcis. Estuvo ahí solo un año, ya que al siguiente decidió matricularse en la recién fundada Escuela de Cine de Chile. Fue allí donde Sebastián – quien por entonces usaba el apellido Campos -, comenzó a dar sus primeros pasos como realizador con dos cortometrajes.
Música de cámara y Cuatro, ambas rodadas en 16 mm y estrenadas en 1996, muestran a un realizador que está descubriendo y experimentando con las formas cinematográficas y que además intenta ir más allá, estirando los tiempos, buscando penetrar en la mente de los personajes. Un cineasta en búsqueda de su estilo.
Tras alejarse de la carrera de Cine por unos años, Sebastián Lelio regresa a titularse con un proyecto que se convertirá en el largometraje Fragmentos urbanos (2002), en donde dirige el segmento Ciudad de maravillas.
Al año siguiente se embarca en el cortometraje Carga vital, que de alguna manera anticipará lo que será su producción, hoy mundialmente conocida. La cinta se centra en una adolescente que oculta su embarazo hasta límites insospechados, por temor a la reacción de sus padres.
La buena acogida con este cortometraje, le abrió el camino para su primera entrega de larga duración: La sagrada familia. Confiando mucho en la improvisación de los actores, rodando un fin de semana en una casa en la playa, con una cámara movediza y con un arduo trabajo de montaje, este film se sumerge en las tensiones de un grupo de personajes fuertemente conflictuados con sus realidades, mientras pasan el feriado de Semana Santa en el litoral de Chile. El director definió por entonces a este film como “un documental, estructurado con las leyes de la ficción, a partir de una intención de hacer ficción”.
Fue un debut sorprendente, controversial. La película se estrenó internacionalmente en el Festival de Cine de San Sebastián, y siguió una ruta por más de una veintena de certámenes. En definitiva, fue el trampolín de una carrera que continuaría ampliando su horizonte, ahora con el apellido Lelio inscrito en los créditos de su siguiente largometraje, Navidad (2009).
Llegarían con posterioridad El año del tigre (2011) y Gloria. Esta última, marcó un antes y un después, dado el éxito internacional logrado desde su debut en el Festival de Cine de Berlín, donde emergió como favorita para ganar el certamen, y donde finalmente obtuvo el Oso de Plata a Mejor Actriz (Paulina García).
Con Una mujer fantástica, las búsquedas de Sebastián Lelio, y su éxito internacional tocarán la cima , llevando al cine chileno a obtener su primer Oscar en la categoría de Mejor Película de Habla No Inglesa. Un hecho histórico que, además, impulsaría la carrera internacional del realizador, rodando en inglés y con reconocidas figuras hollywoodenses, primero Disobedience (2017) y luego Gloria Bell (2018), esta última un remake de Gloria, protagonizado por la célebre actriz estadounidense Julianne Moore.
Conversatorio del 15 de enero de 2019, luego de la exhibición en la Sala de Cine de la Cineteca de Una mujer fantástica. Actividad que fue moderada por la periodista y crítica de cine, Antonella Estevez.