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Organizada en conjunto con la Embajada de Ecuador en Chile, en el marco de la celebración del Bicentenario de ambas repúblicas este 2010, la exposición Máscaras del Ecuador, presentó 245 objetos que forman parte de la excepcional colección de máscaras, mascarones, caretas, disfraces y figuras enmascaradas pertenecientes al Museo del Banco Central de Ecuador. Contextualizando sus usos y significados a través de material visual y sonoro, la muestra dió cuenta de la relación existente desde la edad de piedra hasta la actualidad entre el hombre y las máscaras, en el mundo y en América, dando a conocer los distintos tipos de máscaras y caretas elaboradas y utilizadas en Ecuador desde los antepasados ancestrales hasta hoy, en el ámbito indígena y popular.
La máscara, junto al disfraz, es un elemento central en la tradición popular festiva ecuatoriana, imprescindible para ejecutar determinadas danzas, representando a un ser mitológico, un animal, a los antepasados, al diablo o simplemente al payaso, mestizo o indígena, presente en todas las fiestas del país.
Los grupos de cazadores-recolectores de Ecuador utilizaban máscaras para atrapar el espíritu de los animales antes de cazarlos, en sus ritos y ceremonias festivo- religiosas y desde hace al menos 6 mil años se registra la elaboración de una gran variedad de máscaras funerarias en oro, plata, cerámica y otros materiales con múltiples representaciones de la vida y la muerte, algunas de las cuales pudieron apreciarse en la muestra.
En la época Inca, en los rituales y representaciones religiosas y guerreras, el sacerdote utilizaba una máscara diferente para cada ceremonia. En las culturas de la costa de Ecuador, existió una continuidad en la producción y uso de máscaras funerarias y ritual-festivas hasta la llegada de los españoles en 1534. En la Amazonía, las máscaras y urnas funerarias con mascarones están vigentes hasta la actualidad.
Formando parte de completos disfraces, las máscaras andinas representan a los animales sagrados (jaguar, mono, venado, oso, zorro, variedad de aves, etc.) vinculados a los rituales propiciatorios. Se utilizan pieles y plumas originales, las que son imitadas en la actualidad con otros materiales. El uso de máscaras se proyecta hasta hoy en todo el mundo andino, llegando hasta el norte y centro de Chile, en la indumentaria de rituales y celebraciones festivas y religiosas, las cuales están enmarcadas en el calendario católico, y en ellas se funde la tradición indígena con la hispana.
Las máscaras otorgan una identidad sobrenatural a su portador, ya sea con fines fúnebres
-cubriendo el rostro de los muertos para prepararlos en su viaje al más allá- para protegerse contra los malos espíritus, adoptar el espíritu de dioses y antepasados o adquirir los atributos de ciertos animales. Las caretas, por su parte, permiten ocultar la propia personalidad y asumir otra en el mismo plano humano. Las caretas populares en Ecuador están presentes en contextos recreativos; fiestas de Fin de Año, Día de los Inocentes, Carnaval, etc.